a L.
A este lado de mis párpados la noche antes se dibujaba punteada
y el horizonte desdoblaba una concertina de anhelos.
Ahora, justo antes de plegar las velas con elegancia y un poco de razón,
apareciste como un Alisio y ya no se perfila el rayo verde al oeste de toda esperanza.
¡Ya no hace falta!
Apareces en el lado abierto,
a la luz de todo lo que ya era cierto,
de la que se estaba preparando,
de la buscadora,
de la verdad implacable que me encontraba en volcanes y selvas.
Y me sigues, a este otro lado de los párpados,
aquí donde todo lo que ahora se dibuja es con certeza
cueva
hogar
bosque
sangre
y silencio.